Falafel al horno fácil

 

 

Supongo que ya habrás oído hablar del falafel muchas veces, y seguro que ya lo has probado también. El falafel es un plato de la cocina árabe, muy popular en todo el mundo, es un aperitivo muy sabroso que se prepara en pequeñas porciones, un snack sano y fácil de compartir.

Y digo que es un snack sano porque la base de este sabroso bocado son los garbanzos, que mezclados con ajo y especias forman una masa suave y manejable con la que se forman las bolitas.

 

El falafel es un aperitivo sano procedente de la cocina árabe, una receta muy conocida en todo el mundo.

 

Esas pequeñas porciones se fríen y se sirven con una salsa de yogur muy refrescante, un tzatziki por ejemplo, a mi me gusta hornearlos evitando de esa forma todo el aceite de la fritura, quedan también muy ricos y son más saludables.

 

 

Para preparar falafel se necesitan pocos ingredientes y son muy fáciles de conseguir, unos garbanzos, ajo, perejil y cilantro fresco, comino, sal, pimienta y pimentón picante.

En esta ocasión preparé dos versiones, unos con garbanzos y otros con alubias blancas, ambos deliciosos.

Si te decantas por freírlos, (la manera tradicional de cocinarlos), necesitarás una buena cantidad de aceite de oliva, pero si los horneas como hago yo, con un poquito será suficiente.

Lo que debes hacer en ese caso, es pincelarlos con el aceite antes de hornearlos por cada lado, así se dorarán un poquito más y quedarán más bonitos.

Para acompañar, yo hice dos salsas, el tzatziki,  con pepino, ajo, jugo de limón, yogur griego, aceite de oliva, menta fresca o perejil, sal y pimienta. Y una salsa a base de tahini, ambas recetas las tienes en este enlace.

 

El falafel es un snack a base de garbanzos con especias, que se suele freír, pero yo lo horneo para evitar los aceites de fritura.

 

El falafel se puede servir de diferentes maneras, por ejemplo en una bandeja para compartir junto con las salsas, se coge una porción, se moja en la salsa y se disfruta en compañía.

Pero también es muy habitual tomarlo en el clásico pan de pita, yo he sustituido el pan por hojas de lechuga iceberg.

La combinación es ideal, la lechuga da frescor al conjunto, y envuelve perfectamente el falafel y el resto de ingredientes, zanahoria, tomate, cebolleta, salsa, lo que le quieras poner.

Junto con el falafel, se suelen servir otros platos que también se comparten como el hummus  o el baba ganoush, y verduras crudas cortadas en palitos y tiras, pepino, pimiento, apio, etc.

 

 

He probado el falafel en sitios muy diversos, desde Israel, hasta Estados Unidos pasando por restaurantes de esta zona, aquí en Dénia lo probé la semana pasada en un restaurante con platos saludables y me encantó.

Quizás las versiones que he probado en EEUU hayan sido las que menos me han convencido, seguramente porque los sabores eran muy fuertes y picantes y mi paladar está más acostumbrado a los matices suaves y no tanto a choques como los que allí experimenté.

Mi receta es suave, adaptada a nuestros gustos, pero puedes cambiar las cantidades de las especias y aumentar o disminuir los sabores que más o menos te gusten. Eso es lo bueno de preparar las recetas caseras, tener el poder de controlar los ingredientes para conseguir el resultado perfecto.

 

Mi versión casera es de sabor suave, acompáñalo de un tzatziki casero y una salsa de tahini, vas a disfrutar.

 

Yo suelo preparar una versión adaptada a mis gustos, con los mismos ingredientes que la receta original, pero variando un poco las cantidades para notar la mezcla de sabores sin dejar que el picante  me inhabilite las papilas gustativas.

Para preparar la versión con alubias blancas, sustitute los garbanzos por alubias y añade un poco más de harina de almendras o la que elijas, además es conveniente que dejes reposar la masa en el frigorífico al menos 2 horas para que adquiera consistencia antes de formar los falafel y hornearlos.

A continuación tienes la receta del falafel preparado con garbanzos, ¡espero que te guste! 🙂